La bohemia tradicional de Valparaíso está de luto: falleció el «Pollito» González
Fue con estas sentidas palabras publicadas en las redes sociales de su hija, Michelyn González, que Valparaíso se enteró ayer, 18 de septiembre, de la partida de José Humberto González Ramírez, conocido como «Pollito» González, histórico y emblemático músico de la bohemia tradicional porteña.
El maestro, recordado por muchos como el pianista estable del restaurant Cinzano de Valparaíso, formó parte de la época de oro del Puerto, comenzando su recorrido por los distintos ritmos de la música patrimonial porteña a principios de los años 50.
Sus restos están siendo velados en la Iglesia La Matriz del Barrio Puerto de Valparaíso.
__________________
Una época ida
(Mauricio Silva, El Mercurio, domingo, 23 de octubre de 2016)De sus 81 años, «Pollito» González ha pasado 65 sobre los escenarios porteños, desde que a los 14 años abandonó el colegio para tocar, en 1951, en las quintas de recreo de San Roque.
Él ha sido testigo y actor de la bohemia tradicional del siglo XX en Valparaíso, aquella que entre los años 40 y 70 «dio su sello a la rutina de la ciudad como capital de la vida alegre, ambiente nocturno, fiesta diaria y de madrugada», dice el director de la escuela de Periodismo de la UCV, Fernando Rivas.
Inició su carrera en el desaparecido American Bar, en calle Clave con Cochrane, cuyo portero invitaba a disfrutar de sus espectáculos nocturnos con la muletilla: «American Bar, su casa». «Comencé a tocar acompañando a Pepe Frías y al sureño Juanito Orellana. Ahí agarré el acordeón», relata «Pollito» González
A él se le ilumina la cara al recordar la agitada vida que entonces convertía las noches porteñas en día, con los cabarets «El Manila», «El Hollywood» y el «Café Checo», en El Almendral; y el «Yako», «Las Cachás Grandes», «La Caverna del Diablo», hacia el puerto, donde estaba el mítico prostíbulo «7 Espejos».
Con Carmen Corena y su cuñado Alfonso Díaz habían formado un trío que pasaba sin dificultades de la música folclórica, al foxtrot, del chachachá a la Nueva Ola. Tocaban en «Lo de Pancho», cada cual con décadas en lo suyo, cuando en 1987 resolvieron unirse al «Cinzano».
https://www.youtube.com/watch?v=m_g_dhFkkYI
Una época ida
Mauricio Silva, El Mercurio, domingo, 23 de octubre de 2016
De sus 81 años, «Pollito» González ha pasado 65 sobre los escenarios porteños, desde que a los 14 años abandonó el colegio para tocar, en 1951, en las quintas de recreo de San Roque.
Él ha sido testigo y actor de la bohemia tradicional del siglo XX en Valparaíso, aquella que entre los años 40 y 70 «dio su sello a la rutina de la ciudad como capital de la vida alegre, ambiente nocturno, fiesta diaria y de madrugada», dice el director de la escuela de Periodismo de la UCV, Fernando Rivas.
Inició su carrera en el desaparecido American Bar, en calle Clave con Cochrane, cuyo portero invitaba a disfrutar de sus espectáculos nocturnos con la muletilla: «American Bar, su casa». «Comencé a tocar acompañando a Pepe Frías y al sureño Juanito Orellana. Ahí agarré el acordeón», relata «Pollito» González
A él se le ilumina la cara al recordar la agitada vida que entonces convertía las noches porteñas en día, con los cabarets «El Manila», «El Hollywood» y el «Café Checo», en El Almendral; y el «Yako», «Las Cachás Grandes», «La Caverna del Diablo», hacia el puerto, donde estaba el mítico prostíbulo «7 Espejos».
Con Carmen Corena y su cuñado Alfonso Díaz habían formado un trío que pasaba sin dificultades de la música folclórica, al foxtrot, del chachachá a la Nueva Ola. Tocaban en «Lo de Pancho», cada cual con décadas en lo suyo, cuando en 1987 resolvieron unirse al «Cinzano».